Silvestre vive por y para atrapar a Piolín, un canario aparentemente inocente e inofensivo, pero que lleva a nuestro personaje por el camino de la amargura. Y es que Silvestre, pese a que lo intenta una y otra vez, no consigue su objetivo, sufre las trampas que él mismo ha preparado y recibe el castigo de la dueña de Piolín, una simpática abuelita. Para mayor desesperación, el canario suele burlarse de él diciendo "Me pareció ver un lindo gatito".
En ocasiones, Silvestre ha probado suerte con otros personajes como el ratón Speedy Gonzales, como también ha topado con el canguro boxeador Hippety Hopper o el bulldog Spike. Fiel a su mala pata, el pobre siempre sale perdiendo.
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